Enseñé a mi familia a pescar… y esta actividad les enamoró

Existen diferentes actividades que se van perdiendo con el paso del tiempo y que siguen siendo realmente útiles para una vida humana. Es perfectamente lógico que el mundo tenga que evolucionar a medida que se van desarrollando nuevos inventos que hacen que nuestra vida se transforme, pero hay determinadas cosas que no podemos perder porque han formado parte de la naturaleza humana durante siglos y porque, aunque no lo creamos, siguen formando parte de esa naturaleza todavía a día de hoy. En los párrafos que vais a leer a continuación, voy a hablar de una de esas actividades: la pesca.

La pesca ha sido una de las actividades por las cuales el ser humano ha tenido la posibilidad de comer incluso en las peores circunstancias. Saber pescar era antiguamente una razón para sentirnos tranquilos en lo que a supervivencia se refería. Es verdad que, ya en la sociedad moderna, el ser humano no necesitaba ir a pescar al río para comer o cenar durante un día porque el mercado se universalizó y podíamos disponer de pescados simplemente con acudir a nuestro supermercado más cercano. Eso sí: mucha gente continuó aprendiendo a pescar por su cuenta simplemente por diversión, ya que es una actividad que suele resultarle muy interesante a todas las personas que la practican.

Como consecuencia de que ese cambio social al que nos referíamos más arriba, el número de personas que fue de pesca o que también practicó una actividad como la caza desde 2009 hasta 2017 disminuyó desde un 2’2% en el primero de esos años hasta un 1’3% al final de esa serie. Son datos que publicó Statista en un estudio y que revelan que estamos ante la pérdida progresiva de actividades que son divertidas y que el ser humano ha estado realizando durante siglos y siglos. Por tanto, creo que deberíamos hacer un poco más por cuidarlas y enseñarlas a las generaciones que están por venir.

Ese ha sido uno de los objetivos que me he marcado como reto personal en los últimos tiempos. Soy una de las personas que todavía sabe pescar en España y la verdad es que siempre he adorado esta actividad. Me transporta cada vez que la practico a mis tiempos de juventud, que fueron sin duda los momentos más felices de mi vida. Con eso en la mente, y sabiendo que la pesca es una actividad desconocida para los jóvenes pero que puede resultarles muy divertida, le propuse a toda mi familia realizar una pequeña escapada para que pudiera enseñarles a pescar y, de paso, pasar algo de tiempo juntos, una cuestión que no siempre podíamos hacer como consecuencia de los distintos horarios de trabajo que se manejan en mi familia.

No solo le propuse la actividad a mi familia más directa, mujer e hijos, sino que extendí la posibilidad para sobrinos, primos y tíos. Ya que teníamos la posibilidad de realizar un plan familiar, quería que fuese lo más extenso posible porque sé de sobra que eso fomenta la diversión y nos permite construir momentos que van a ser recordados durante muchos años por todos y cada uno de nosotros. Todo el mundo acogió el plan con bastante felicidad. Y yo sentía que había superado la primera dificultad: la del rechazo a hacer una actividad que no conoces y con la que apenas has tenido contacto a lo largo de tu vida. Nadie rechazó aprender a pescar. Era un gran primer paso.

El siguiente paso para organizar el plan era decidir a qué zona queríamos viajar para llevarlo a cabo. En ese sentido, podemos decir que tenemos suerte en términos generales porque España ofrece una diversidad muy grande de lugares en los que se puede acudir a pescar sin problema. También es cierto que tenía en mi mente escoger un sitio en el que no solamente se pudiera ir a pescar. Era imprescindible plantear otras actividades que pudiéramos hacer en la zona para no aburrirnos por el hecho de hacer siempre lo mismo. En la variedad está el gusto y eso era lo que quería para un viaje familiar de este calibre.

Cuando llegó la hora de decidir a qué sitio queríamos ir para realizar una actividad como la pesca, en mi familia hubo pocas dudas. De entre todas las opciones que les había planteado, la inmensa mayoría escogieron visitar el término municipal de Nerpio, en la provincia de Albacete. En concreto, la decisión fue la de hospedarse en el Cortijo El Sapillo porque, además de garantizar la comodidad que todo visitante espera, también nos proporcionaba un coto de caza en el que poder practicar actividades ya no solo como la pesca (la que quería enseñarle a mi familia) o la caza, sino que también ofrecía la posibilidad de hacer senderismo o espeleología.

Todo el mundo quedó impactado positivamente cuando tomamos la decisión y todos esperamos el día con impaciencia. Cuando llegó el momento de acudir hasta allí, se veían la cara de los más pequeños el reflejo de la ilusión, algo que me emocionó y que me hizo pensar que había tomado una decisión más que correcta al organizar un plan como el que íbamos a disfrutar a continuación. Esa previsión se terminó cumpliendo porque, como yo ya sabía, todas y cada una de las personas que vinieron conmigo aprendieron a pescar y pasaron jornadas de bastante diversión, ocio y asueto. No podía encontrarme más feliz.

Por si fuera poco, también fue todo un éxito organizar el resto de actividades. Nos permitió disfrutar de un entorno natural envidiable, de tiempo con las personas a las que más queremos y de nuevas experiencias que nos vamos a llevar para el recuerdo. Disfrutar de tiempo así no tiene precio y la verdad es que sería recomendable que todas las familias efectuaran más planes como estos. Muchas veces, la sociedad actual actúa como una vorágine que nos impide disfrutar de lo que más nos gusta y que nos hace estar permanentemente preocupados de cosas que pueden ser importantes, pero que no lo son todo en esta vida.

No os voy a engañar al deciros que ya estoy planeando el siguiente plan familiar. Creo que es la experiencia fue tan buena que ha sentado un precedente para que hagamos planes todos juntos al menos una vez al año. Y deberían ser más, pero vayamos poco a poco. La vida es demasiado corta como para irla perdiendo poco a poco por culpa de las preocupaciones. Lo que nos debe preocupar es no tener la oportunidad de disfrutar de actividades nuevas (como lo fue la pesca en el caso de mi familia) o de caer en el aburrimiento y las acciones y actividades que siempre hacemos. Hay que explorar nuevas actividades, nuevos mundos y nuevas maneras de disfrutar de la vida.

Volviendo a la pesca… 

No puedo terminar este artículo sin volver a referirme a la actividad que he estado mencionando a lo largo de todo el artículo. Y es que la pesca es algo que llevo muy dentro, que me encanta y que seguirá formando parte de mi ser hasta el día en el que deje este mundo. Es una actividad que haríamos bien en recuperar y que está pasando por un pequeño bache de popularidad, como estaba comentando más arriba. En una información publicada por el diario El País y que voy a compartir con todos vosotros y vosotras a continuación, se dice que el mar está languideciendo porque faltan manos jóvenes para faenar. El 42% de los pescadores tienen más de 50 años y hay problemas para garantizar el relevo generacional en un momento en el que, además, la flota española continúa descendiendo.

Hay que recuperar la pasión por esta actividad y creo que esto se puede conseguir gracias a actividades como las que yo he planteado con mi familia. Al tratarse de una actividad que se enmarca dentro del sector primario, muchas personas suelen pensar que hablamos de una cuestión que está pasada de moda. Pero la realidad no puede ser más diferente a esa. Todo el mundo come pescado en la actualidad y, de hecho, está mejor visto que nunca el hecho de hacerlo porque es más sano que la carne y prácticamente que cualquier otro tipo de producto. Por tanto, lo lógico es que mostremos interés en la actividad que se encarga de proporcionarnos ese tipo de alimentos.

Estoy seguro de que en algún momento cambiará la tendencia y que España volverá a ser un país en el que afloren miles y miles de pescadores. Realmente, esta es una gran necesidad social y que podría deparar muy buenas noticias para la economía del país. España tiene varios de los mejores puertos de Europa y del mundo, además de un pescado que está reconocido a lo largo y ancho de todo el Globo. La pesca tiene todo el futuro que queramos que tenga en nuestro país y hay que aprovechar una oportunidad como la que eso nos brinda. Vayamos a por ella.

Compartir

Más comentados