Formarse cuando estamos desempleados es siempre una decisión inteligente

Hablemos de una de las situaciones que sin duda os parecerá más dura en la vida laboral de una persona: el desempleo. Cuando se es joven, se tiende a asumir que es una situación normal, devenida por la falta de experiencia. Pero, a medida que una persona va cumpliendo años, parece más complicado sumirse en una situación como la de carecer de un puesto de trabajo. Es lógico: las responsabilidades que asumimos cuando tenemos 40 años no son las mismas que las que teníamos cuando llegamos a la veintena. Diríamos que ni se acercan.

Vaya por delante que entendemos perfectamente la sensación de aquellas personas que se sientan especialmente mal cuando se quedan sin trabajo. Toda persona necesita dinero para asumir sus gastos habituales y los de su familia. Y, cuando ese dinero falta, las preocupaciones se multiplican por mil. Pero preferimos que veáis el otro lado de la balanza. Encontrarse desempleado también es sinónimo de que se abran otras puertas. ¿Por qué no?

Dice un artículo publicado en la página web hipertextual.com que el mundo no se acaba cuando estás desempleado… y la verdad es que tiene toda la razón del mundo. En ese artículo, hay una serie de cosas que se recomiendan cuando estamos pasando por una situación como esa: mantenerse activo, refugiarse en nuestros amigos o familia, ahorrar, hacer algo más de ejercicio… pero nosotros queremos detenernos en una en concreto: la de estudiar y mejorar nuestras habilidades.

Creemos que no hay un momento mejor para ese estudio que cuando estamos desempleados. Y os explicamos por qué. Además de que esa acción nos va a ayudar a aumentar nuestras posibilidades de encontrar un nuevo trabajo, también nos va a ayudar sobremanera a mantener alto nuestro grado de optimismo, a seguir confiando en nosotros y nosotras mismas. Cuando una persona es consciente de que está progresando en un campo, va sintiéndose cada vez más útil y, por ende, sabe que tiene opciones de volver a la arena laboral. Eso es justo lo que se necesita en un periodo que muchas veces está caracterizado por lo contrario: por sentirse al margen, por debajo de otros profesionales de su sector.

Nunca es demasiado tarde para formarse y para ampliar conocimientos. Y nunca vamos a tener más tiempo que cuando estamos desempleados y no somos esclavos de una jornada laboral de 8 horas cada día. Ponerse a estudiar aquello que nos interese cuando nos hemos quedado sin trabajo es una elección muy inteligente y que va a tener efectos a medio plazo en nuestra vida, pero unos efectos muy buenos. Porque no solo vamos a conseguir restablecer nuestro orden teniendo un nuevo trabajo, sino que además es posible que ese nuevo trabajo al que tengamos acceso sea de una mayor calidad que el que teníamos previamente.

En el mundo de la tecnología, la formación es mucho más fácil de abrazar y conseguir que en otros tiempos pasados. Existen opciones para formarnos en casi todo lo que estemos pensando… y la verdad es que son muchas las personas que se han podido beneficiar de ello a lo largo de los últimos años.

Podríamos decir que una de las maneras más rápidas que tiene un desempleado para mantener un porcentaje importante de posibilidades de volver rápidamente al mercado laboral es formarse, continuar aprendiendo algo que se encuentre ligado con su actividad profesional. Y creemos firmemente que quien no lo hace es porque no quiere. Solo hay que echar un vistazo a la variedad de cursos a los que hay acceso en Internet. Echando un vistazo rápido a la web de Inte TF vemos opciones ligadas al mundo de la hostelería, al de la administración, idiomas, atención sociosanitaria, ofimática… Todas ellas son realmente útiles para acceder a una variedad muy grande de puestos de trabajo.

Uno de los mejores consejos que os podemos dar es que no os dejéis amedrentar por lo que diga vuestro DNI. Es verdad que hay determinados grupos de edad que lo tienen más complicado para encontrar un puesto de trabajo, pero os podemos asegurar que una persona que realmente se encuentra preparada para realizar una determinada función en una empresa tiene muchas opciones de ser contratada aunque se encuentre cerca de la edad de jubilación. El empleador que sea inteligente preferirá productividad a edad.

Tampoco queremos que le hagáis demasiado caso a vuestra edad cuando estéis valorando la posibilidad de entrar o no en un curso de formación. Se tiende a pensar que, cuando se es joven, el aprendizaje es mucho más rápido y más sencillo. Y no tiene porqué. Muchas veces, todo esto depende de la voluntad de la persona de la que estemos hablando. Si la voluntad y el hambre por seguir creciendo son grandes, el aprendizaje va a venir solo, va a ser muy fácil que nuestro cerebro procese todas esas cosas nuevas que le van llegando.

Aprender es, además, una necesidad humana aunque estemos trabajando. El mundo gira muy deprisa y, aunque aprendamos todo lo que tenga que ver con una profesión y obtengamos un puesto de trabajo en relación a esa profesión, vamos a ir necesitando conocimientos nuevos para adaptarnos a los requerimientos de esa actividad en la sociedad moderna. Si tenemos trabajo pero no vamos ampliando nuestros conocimientos en esa materia, es posible que nos quedemos desfasados y que seamos menos válidos en el trabajo. Y eso, ojo, nos puede llevar directamente a la cola del paro. Por tanto, ya sabéis: no dejéis de adquirir conocimientos nuevos.

Esa adaptación de la que hablamos le puede hacer falta a cualquier profesional. Los médicos la necesitan continuamente de cara a conocer los efectos de un medicamento nuevo o una nueva operación que permita la resolución de alguno de los problemas de las personas. Y también la van a necesitar las personas que trabajen en oficinas si sale un software nuevo que necesiten utilizar para hacer su actividad de la manera más eficaz posible. Da igual el sector en el que trabajemos y la naturaleza de nuestro puesto: nada se hace igual ahora que hace dos o tres décadas.

Buenas noticias: el desempleo ofrece un respiro 

Hemos pasado por momentos realmente malos en España en materia de empleo en lo que llevamos de siglo. Muchos de vosotros y vosotras recordaréis los años de la crisis económica de 2007, donde la tasa de desempleo superó con creces el 20% provocando la peor situación desde el crack de 1929, que terminó siendo uno de los motivos por los que se produjo la Segunda Guerra Mundial. Años después, tuvimos que hacer frente a una situación sin precedentes, la provocada por el coronavirus, que dejó a mucha gente con la incertidumbre de saber si su empresa iba a resistir el cierre por el coronavirus o no.

Los datos son mucho mejores ahora. De acuerdo con una estadística que podemos compartir con vosotros gracias al portal web Expansión y su página Datos Macro, la tasa de desempleo en el pasado mes de abril de 2024 fue del 11’7%, casi la mitad que la de la crisis. No es un mal dato, pero sí que es verdad que no es perfecto por los siguientes motivos:

  • El desempleo juvenil sigue siendo un problema porque supera el 26’5% en menores de 25 años. Se trata de una cifra muy preocupante porque ocasiona problemas como que los más jóvenes no se puedan independizar o que les cueste comprarse un coche, por ejemplo.
  • Además, el paro entre las mujeres sigue siendo superior al de los hombres en un 2’5%. Aunque es verdad que ha habido momentos en los que la diferencia era más amplia, se debe hacer todo lo posible para conseguir que se reduzca más y más.

Los datos anteriores os pueden estar afectando en algún sentido porque os encontréis desempleados y en uno de los rangos de sexo y edad de los que hemos hablando. Sin embargo, y aunque así sea, es conveniente que no os desaniméis y continuéis formándoos y obteniendo conocimientos que os vayan a ser útiles para intentar mejorar las posibilidades de cara a obtener un trabajo que nos pueda aportar dinero y motivación. A fin de cuentas, los datos del desempleo de hoy en día no tienen que ser los mismos que los que podamos tener de aquí a dentro de unos años.

Son momentos para ser optimistas y, sobre todo, para ser ambiciosos y ambiciosas. Para ello, las dosis de entrenamiento son necesarias… y más que nunca. En el deporte, las ganas de ganar empiezan a construirse desde el mismo momento en que se sale al campo de entrenamiento a mejorar las carencias y a optimizar todavía más las virtudes. Lo mismo podríamos decir en la arena laboral con la formación. Es algo gracias a lo que demostramos que queremos aspirar a lo máximo. Por tanto, procurad potenciar esa formación. Estamos seguros de que va a merecer la pena y que, más pronto que tarde, va a dar los resultados que estáis esperando.

 

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